Cuando la gente me pregunta mi edad no dudo ni un segundo en decir “50 y exitosa”.
Hoy por hoy me siento plena y segura de mi imagen, lo que tal vez no tenía a mis maravillosos 20. ¿ Pero por qué? Considero que el tiempo me ha enseñado la lección más grande de todas sobre la belleza y es la que hoy te quiero compartir.
Miro mis fotografías de hace 30 años y veo una mujer con facciones hermosas y un cuerpo equilibrado, una gran estatura, pero sin amor propio, una mujer que sola se desvalorizaba; y entonces ¿qué podía esperar de los demás si yo misma me criticaba?
Después de mucho análisis y diferentes etapas en mi vida, la magia llegó; comencé a dedicarle tiempo a mi persona y a mi arreglo personal, a buscar mi estilo y lo más importante a conocerme.
El tomar clases para renovar mis técnicas en maquillaje, ¡que vaya que me hacía falta! El abrir mis horizontes a nuevas formas y opciones en la ropa, aprender el protocolo para reforzar mi desenvolvimiento en reuniones y dirigirme con toda propiedad, cambiar mi tinte me restó edad, renovar mi guardarropa ahora consiente de lo que me quedaba hizo que lo que antes era un conflicto en todos los aspectos de mi vida ahora fuera algo excepcional y único: mi imagen. Puedo recordar las caras de asombro cuando la gente vio el cambio en mi imagen y la emoción que yo sentí al sorprender a todos. Decidí que así sería desde ese momento en adelante, disfruto de mi arreglo personal todos los días y me emociona saber y compartir esto para asesorar a mujeres como yo; eso se ha convertido en mi gran pasión y también en mi éxito profesional. Definitivamente concluyo que conocerme ha sido mi mejor acierto en la vida.
Por eso cuando me preguntan mi edad me encanta sentir orgullo de mis años vividos y mirar atrás y saber que mi imagen y mi actitud me han hecho trascender en mi carrera. No hay fórmulas ni recetas mágicas en el mundo de la belleza, el más grande tesoro que tienes eres TU. Conócete, ámate y atrévete.